La batalla de Trafalgar (21 de octubre de 1805) fue una batalla marítima entre la Marina Real británica y las flotas combinadas de la Marina francesa y la Marina española, durante la Guerra de la Tercera Coalición (agosto-diciembre de 1805) parte de las famosas guerras napoleónicas (1803 -1815). Esta batalla brindó a los ingleses la victoria más decisiva de la guerra y fue la batalla naval más importante del siglo 19. 27 buques británicos de línea dirigidos por el Almirante Lord Nelson a bordo del HMS Victory derrotó a los treinta y tres buques entre franceses y españoles bajo el mando del almirante francés Pierre Villeneuve cerca de la costa suroeste de España, justo al oeste del Cabo de Trafalgar. La flota franco-española perdió veintidós buques, mientras que los británicos perdieron uno solamente.
Almirante Horatio Nelson, 1758-1805, national maritime museum, greenwich, Londres.
Nelson fue herido de muerte durante la batalla, convirtiéndose y quedando en la memoria del Reino Unido como el mayor héroe de guerra naval. El comandante de las fuerzas francesa-españolas, el almirante Pierre de Villeneuve, fue capturado junto con su barco Bucentaure. El almirante español Federico Gravina escapó con el resto de la flota, y meses más tarde sucumbió a las heridas que recibió durante la batalla.
Almirantes Pierre de Villeneuve (izquierda) y Federico gavina Comandantes de la armada Franco-Española.
Antecedentes de la batalla
Cuando la Tercera Coalición declaró la guerra a Francia después de la corta duración de la Paz de Amiens, Napoleón Bonaparte estaba decidido a invadir Gran Bretaña. Para hacerlo, necesitaba asegurarse de que la Naval Inglesa no podría alterar la flotilla de invasión, lo que requeriría tener el control del Canal Inglés.
Napoleón cruzando los Alpes retrato ecuestre pintado al óleo sobre lienzo de Napoleón Bonaparte hecho por el artista francés Jacques Louis David entre 1801 y 1805. Inicialmente encargados por el embajador español en Francia, la composición muestra una versión fuertemente idealizada del auténtico cruce de los Alpes por Napoleón y su ejército en 1800. En las piedras de la parte inferior pueden ver los nombres de los otros genios militares que cruzaron también esas inaccesibles montañas: Anibal, el general cartaginés, Alejandro magno, el mayor estratega de la historia y Carlomagno, el fundador de los imperios europeos medievales.
Las principales flotas francesas estaban en la región de Brest, en Bretaña y en Toulon, en la costa mediterránea. Otros puertos en la costa atlántica francesa contenían pequeños escuadrones. Francia y España eran aliados, por lo que la flota española con sede en Cádiz y Ferrol también estaban disponibles. Los británicos poseían un experimentado y bien entrenado cuerpo de oficiales navales. Por el contrario, la mayoría de los mejores oficiales de la marina francesa, habían sido ejecutados o sacados del servicio durante la primera parte de la Revolución Francesa. Como resultado de ello, el Vice-almirante Pierre-Charles Villeneuve fue el más alto funcionario competente que podía comandar la flota mediterránea de Napoleón. Sin embargo, Villeneuve había demostrado una clara falta de entusiasmo para hacer frente a Nelson y la marina real tras la derrota en la Batalla del Nilo.
B.P Villevalde. El heroísmo del regimiento de guardaespaldas a caballo en la batalla de Austerlitz el año 1805 (1884)
Indias occidentales.
A principios de 1805, el almirante Lord Nelson al mando de la flota británica bloqueaba Toulon. A diferencia de William Cornwallis, que mantenía un estricto bloqueo de Brest con la flota del canal Inglés, Nelson adoptó una estrategia de bloqueo descuidado con la esperanza de atraer a los franceses para sostener una importante batalla. Sin embargo, la flota de Villeneuve eludió a Nelson con éxito, cuando sus fuerzas se desviaron de su curso, debido a fuertes tormentas. Mientras que Nelson lo buscaba en el Mediterráneo, Villeneuve pasó a través del Estrecho de Gibraltar, se combinó con la flota española, y navegó como estaba previsto a las Indias Occidentales. Una vez que Nelson se dio cuenta de que los franceses habían cruzado el Océano Atlántico, salieron en persecución.
El navío es un buque de guerra de tres palos con aparejo de velas cuadradas y de dos a tres cubiertas artilladas. También conocido como navío de línea, al ser el tipo de buque que formaba la línea de batalla entre los siglos XVII y XIX. Aquí vemos una maqueta del navío de primera clase HMS Victory, Buque insignia del almirante Nelson, el cual poseía la aterradora cantidad de 100 cañones.
Cuando Villeneuve zarpó de Ferrol el 10 de agosto, las órdenes de Napoleón fueron que navegase hacia el norte hacia la ciudad de Brest. En cambio, estaba preocupado de que los británicos estuvieran observando sus maniobras, por lo que el 11 de agosto navegó hacia el sur hacia Cádiz en la costa suroeste de España. Sin signos de la flota de Villeneuve hacia el 26 de agosto, los tres cuerpos del ejército de invasión francés que estaban cerca de Boulogne rompieron campamento y marcharon hacia Alemania, donde supusieron serían más útiles.
El mismo mes, Nelson regresó a su hogar en Inglaterra después de dos años de servicio en el mar, para descansar. Permaneció en tierra durante 25 días, y fue recibido calurosamente por sus compatriotas, que estaban nerviosos sobre una posible invasión francesa. Un rumor llegó a Inglaterra el 2 de septiembre sobre la flota conjunta de franceses y españoles en el puerto de Cádiz. Nelson tuvo que esperar hasta el 15 de septiembre antes de que su buque el HMS Victory estuviera listo para hacerse a la mar.
El 15 de agosto, Cornwallis decidió separar a 20 buques de línea de la flota que custodiaban el Canal de la Mancha, y los dispuso que navegaran hacia el sur para entablar batalla con las fuerzas enemigas de España. Esto dejó el Canal de la Mancha desprotegido, con tan sólo 11 buques de línea presentes. Sin embargo, esta fuerza que se separó formó el núcleo de la flota británica que luchó en Trafalgar. Esta flota, bajo el mando del Vice-almirante Calder, llegó a Cádiz el 15 de septiembre. Nelson se unió a la flota el 29 de septiembre para tomar el mando.
La flota británica utilizó fragatas para mantener una constante vigilancia sobre el puerto, mientras que la fuerza principal se mantuvo fuera de la vista 50 millas (80 km) al oeste de la costa. La esperanza de Nelson fue la de atraer a la combinación de fuerzas franco-españolas y participar en una "batalla encarnizada". La fuerza encargada de vigilar el puerto fue dirigida por el Capitán Blackwood, comandando el HMS Euryalus. Quién poseía una dotación de siete buques (cinco fragatas y dos goletas) el 8 de octubre.
El Santísima Trinidad. Navío de línea de 136 cañones, con 4 baterías de cañones que le hacían ser caso único en la historia. Aunque tal teórica fortaleza se veía mermada en cualidades marineras, ya que tumbaba tanto que cuando el mar estaba algo picada no podía utilizarse la primera batería. Aún así estuvo en activo 36 años. La imágen representa al navío pintado según la descripción hecha de él por los marinos británicos durante la batalla de Trafalgar. Estaba Armado como un 112 cañones más obuses de diferentes calibres.
Situación de suministros.
Situación política de las grandes potencias de esa época, como podemos apreciar muchos imperios de ese período han sido aniquilados ó transformados en versiones mamonas de lo que fueron otrora, como el reino de Prusia, El todopoderoso imperio Otomano, el imperio Austríaco y el imperio ruso, por nombrar algunos .
Las corbetas, o fragatas ligeras, tenían, al igual que otros veleros, la disposición del bricbarca (tres o más palos con los dos primeros de aparejo cuadrado al estilo del bergantín y el resto de cuchillo).
Armada Franco-Española.
La goleta aparece en el siglo XVIII y tiene características funcionales parecidas al bergantín, del que se diferencia principalmente por su aparejo. Es un buque capaz de alcanzar gran velocidad en ceñida y través, y se empleó de forma parecida al bergantín, aunque por su menor tamaño se destinaba más a actividades mercantes de cabotaje. Con estas basuras de barcos se pelearon la mayoría de nuestras "gloriosas" batallas navales del subdesarrollo.
La batalla: El plan de Nelson.
Su solución al problema fue deliberadamente cortar la línea enemiga en dos. Acercándose en dos columnas navegando perpendicularmente a la línea del enemigo, una hacia el centro de la línea rival y una hacia la línea posterior de retirada enemiga, sus barcos romperían al enemigo en la mitad de la formación, rodearían a la mitad posterior, y los obligarían a luchar hasta la muerte. Nelson esperaba específicamente cortar la línea justo en frente del buque insignia enemigo: el aislamiento de los buques frente a la ruptura no sería capaz de ver las señales del buque insignia, esperando sacarlos fuera de combate mientras se reordenaban. La intención de ir directo hacia el enemigo hizo hizo eco en las tácticas utilizadas por el Almirante Duncan en la batalla de Camperdown y en el almirante Jervis en la Batalla del Cabo de San Vicente, ambas en 1797.
El plan tenía tres ventajas principales. En primer lugar, permitiría a la flota británica cerrarse sobre la flota franco-española tan pronto como fuera posible, reduciendo la posibilidad de que fueran capaces de escapar sin luchar. En segundo lugar, entablarían un frenético combate cuerpo a cuerpo por tratar de romper la línea franco-española e inducirían a una serie de enfrentamientos buque a buque, en el que los británicos era probable que prevalecieran. Nelson sabía que sus mejores marineros, su artillería más rápida, y la moral más alta de su tripulación tenían una ventaja decisiva que no podía ser compensada por cualquier cantidad de valentía por parte de sus oponentes. En tercer lugar, era decisivo lograr una concentración en la parte posterior de la flota franco-española. Los buques en la vanguardia de la flota enemiga tendrían que dar marcha atrás para apoyar la parte trasera, un esfuerzo que llevaría mucho tiempo.
El principal inconveniente de atacar directo era que los buques franco-españoles tendrían la ventaja de un mantenido fuego de costado en los arcos de los principales buques británicos a medida que se acercasen, el que los buques británicos no podrían contestar. Nelson, sin embargo, era muy consciente de que los artilleros franceses y españoles fueron mal entrenados, con toda probabilidad los enemigos intentarían completar el fuego con soldados de infantería, y estos tendrían dificultades para disparar con precisión sobre una plataforma en movimiento. Después de todo la flota combinada navegaba a través de un fuerte oleaje, lo que causaba que los buques se balancearan mucho y esto exacerbaba el problema. El plan de Nelson no era una apuesta, sino uno cuidadosamente calculado.
Mapa de la época que muestra como se procedió a atacar a la flota combinada de los Franceses y españoles, si agrandan la foto podrán ver los nombres de cada navío, el favorito por mi parte debido a su chingón nombre es EL LEVIATÁN.
Durante el período de bloqueo frente a las costas de España en octubre, Nelson dio instrucciones a sus capitanes en cuanto a la forma en que pretendía luchar la batalla que se aproximaba durante dos cenas celebradas a bordo del Victory. Los principios rectores de sus instrucciones fueron que la orden de hacerse a la vela, sería inmediatamente cuando el enemigo fuera avistado, esa tendría que ser la orden para asegurar la batalla, así que no se perdería tiempo en formar una línea precisa. El ataque se llevó a cabo en dos cuerpos, de los cuales uno, que sería dirigido por el segundo al mando, Collingwood, se lanzaría a la parte trasera del enemigo, mientras que el otro, encabezado por Nelson, se haría cargo del centro y de vanguardia. En preparación para la batalla, Nelson ordenó que los buques de su flota fueran pintados en un distintivo patrón amarillo y negro (más tarde conocido como el Nelson Chequer) que los haría fáciles de distinguir de sus oponentes.
Nelson tuvo la precaución de señalar a sus capitanes que algunos detalles debían ser dejados al azar. Ya que nada nada era seguro en una batalla naval, así que dejó a sus capitanes libres de todas las normas que los podían frenar diciéndoles que "el capitán no puede hacer muy mal si coloca su barco junto a la del enemigo." En resumen, la ejecución iba a ser como las circunstancias lo dictaban, con apego a la única regla de que el enemigo de la parte trasera iba a ser sacado de la batalla y las mayores fuerzas serían apuntadas hacia esa zona.
El almirante Villeneuve mismo expresó su convicción de que Nelson utilizaría algún tipo de ataque poco ortodoxo, indicando específicamente que creía que el ataque sería directo contra sus líneas. Pero el sostenido juego de gato y el ratón con Nelson lo había cansado, y él estaba sufriendo de una crisis nerviosa. Argumentando que la inexperiencia de sus oficiales significaba que no sería capaz de mantener la formación en más de un grupo, se optó por no hacer nada para sacar provecho a esta precisa evaluación que habían hecho los franceses de las intenciones de Nelson.
Partida.
El 18 de octubre de 1805, Villeneuve recibió una carta que le informaba que el Vice-Almirante François Rosily quien estaba en Madrid había llegado con órdenes de tomar el mando. Al mismo tiempo, recibió datos de inteligencia acerca que un destacamento de seis buques británicos (el escuadrón del Almirante Louis), quien había atracado en Gibraltar. Atormentado por la perspectiva de ser degradado en frente de su flota, Villeneuve resolvió hacerse a la mar antes de que su sucesor pudiera llegar a Cádiz. A pesar de que una tempestad se avecinaba el 18 de octubre, la flota comenzó rapidamente los preparativos para zarpar. El clima, sin embargo, de repente se calmó tras una semana de tormentas. Esto frenó la salida del puerto, lo que los británicos tomaron como una advertencia. Villeneuve había elaborado planes para formar una fuerza de cuatro escuadrones, cada uno con dos buques franceses y españoles. A raíz de su voto antes de quedarse, los capitanes se mostraban renuentes a abandonar Cádiz y, como consecuencia fallaban en seguir las órdenes de Villaneuve al pie de la letra. (Villeneuve se había convertido en un despreciable por muchos de los oficiales de la flota y la tripulación). Como resultado de ello, la flota salió del puerto sin ninguna formación en particular.
El HMS Surprise. El barco de los libros de O'Brian (master and commander). Fragata ligera de 28 cañones y 197 hombres. Una fragata de ese tipo fue la que avistó a la flota Franco-española.
La flota británica se hizo a la vela, así que lucharían, bajo la señal 72 del Buque insignia de Nelson. A las 5:40 am, los británicos llegaron cerca de 21 millas (34 km) al noroeste del Cabo de Trafalgar, con la flota franco-española entre los británicos y el Cabo. A las 6 am de la mañana, Nelson dio la orden de prepararse para la batalla. A las 8 am, Villeneuve ordenó a la flota a unirse y volver hacia Cádiz. Los aliados ordenaron sus líneas, colocando la parte posterior de la división a las órdenes del almirante Pierre Dumanoir le Pelley en la vanguardia. El viento se convirtió en un enemigo en este punto, a menudo cambiando de dirección. El viento muy ligero, además hacía prácticamente imposibles las maniobras excepto para los capitanes más expertos, pero no para la mayoría de las tripulaciones. las inexpertas tripulaciones tenían dificultades con las condiciones cambiantes, y tardaron casi una hora y media para que las órdenes de Villeneuve pudieran ser completadas. Las flotas francesas y españolas ahora formaban un desigual angulo en forma de media luna, con los buques más lentos más a sotavento de la costa.
A las 11 horas toda la flota de Nelson fue visible para Villeneuve, formando dos columnas paralelas. Las dos flotas estarían dentro del alcance de cada una dentro de una hora. Villeneuve en este momento comenzó a preocuparse sobre la formación de una línea, ya que sus barcos estaban espaciados de manera desigual y en una formación irregular. La flota franco-española tenía un largo de casi cinco millas (8 km) de largo cuando la flota de Nelson se acercó a tiro. Mientras los británicos se acercaban, podían ver que el enemigo no estaba navegando en un orden correcto, sino más bien en grupos irregulares. Nelson no pudo ubicar de inmediato el buque insignia francés ya que los franceses y españoles no llevaban gallardetes de mando. Los seis buques británicos enviados a Gibraltar anteriormente no habían regresado, por lo que Nelson tuvo que luchar sin ellos. Estaba sobrepasado en número de tropas y en cantidad de armas, cerca de 30.000 hombres y 2.568 cañones en contra de sus 17.000 hombres y 2.148 cañones. La flota franco-española también tenía seis buques de línea más que los ingleses, y podían combinar más fácilmente su fuego. No había forma de evitar que algunos de los buques de Nelson fueran atacados por dos o tres naves enemigas a la vez.
La batalla progresó en gran medida de acuerdo con el plan de Nelson. A las 11:45, Nelson envió la famosa señal de banderas, "Inglaterra espera que cada hombre cumpla con su deber" Él había dado instrucciones a su oficial de señales, el Teniente John Pasco, que mostrara a la flota el mensaje "Inglaterra confía que cada hombre cumplirá con su deber". Pasco sugirió que la palabra “confía” escrita por Nelson se sustituyera por “espera”, ya que la primera palabra estaba en el libro de señales, “confía” en cambio tendría que escribirse letra por letra. Nelson aceptó el cambio.
Este mapa muestra la posición aproximada de las dos flotas a las 12:00 horas, cuando el buque Royal Sovereign rompió la línea franco-española. El cabo Trafalgar estaba 16 kms al noreste.
Como la batalla comenzó a abrirse, los franceses y españoles adoptaron una rasgada línea curva que se dirigía hacia el norte. Como estaba previsto, la flota británica se estaba aproximando a la línea franco-española en dos columnas. Liderando el norte, en la columna de barlovento estaba la nave insignia de 100 cañones de Nelson HMS Victory, Collingwood, mientras tanto en la nave de 100 cañones HMS Royal Sovereign controlaba la segunda línea, de sotavento. Las dos columnas británicas se acercaban desde el oeste formando un ángulo recto. Nelson dirigió a su línea en una finta hacia la vanguardia de la flota franco-española y, a continuación, regresó abruptamente hacia el punto de ataque. Collingwood alteró el curso de su columna ligeramente con el fin de que las dos líneas de ataque convergieran en la misma línea de ataque.
Justo frente a su columna, estaban las fuerzas aliadas, así que Collingwood dijo a sus oficiales, "Ahora, señores, vamos a hacer algo hoy de lo que se hablará en el mundo por un largo tiempo" Debido a que los vientos eran muy suaves durante la batalla, todos los buques se desplazaban muy lentamente, y los principales buques británicos comenzaron a recibir un pesado fuego de varios de los barcos enemigos durante casi una hora antes de sus propias armas de fuego pudieran darles soporte.
Una andanada simultánea de todas las baterías de un costado de un navío de primera clase (aunque era más normal el disparo en sucesión, para no dañar la propia estructura) podía arrojar media tonelada de hierro sólido sobre el blanco. Todos estos cañones disparaban normalmente balas esféricas sólidas de hierro colado, aunque también podían emplear para cometidos específicos otra munición, como balas encadenadas o palanquetas (para dañar la jarcia del enemigo), granadas (balas esféricas rellenas de explosivo), balas rojas (calentadas al rojo para provocar incendios), botes de metralla, etc. El manejo de los cañones era complicado y requería gran fuerza, cuidado y destreza. Un gran cañón de a 36 exigía hasta 14 sirvientes: media docena de especialistas y ocho o diez marineros que ayudaban a mover la cureña y emplazar de nuevo el cañón tras cada disparo. Aunque el alcance teórico de las mayores piezas con balas sólidas llegaba a los 3000 m, el eficaz no pasaba de los 900 y, normalmente, se combatía a menos de 400 m (menos de dos cables), e incluso se procuraba disparar desde mucho más cerca, a tocapenoles, cuando los proyectiles conservaban suficiente energía cinética como para causar grandes destrozos y mortandad en buques y tripulaciones.
El segundo buque en la columna británica, la HMS Belleisle, fue apuntada por los buques L'Aigle, Achille, Neptuno y Fougueux; su mástil prontamente fue detrozado por el fuego de múltiples cañones enemigos, quedando inutilizado para maniobrar y, en gran medida incapaz de presentar batalla, debido también a que sus caídas velas tapaban las baterías de cañones, pero mantuvo su bandera izada durante 45 minutos hasta que los siguientes buques británicos llegaron a su rescate. El Santa Ana infringió graves daños al Royal Sovereign de Collingwood. Gracias al gran poder artillero de los grandes navíos españoles de 112 cañones ninguno acabó capturado o perdido en Trafalgar. Los españoles aportaron los únicos 4 navíos de tres puentes de la escuadra combinada.
La victory llegó cerca de la Bucentaure, disparando una devastadora andanada de costado hacia la popa enemiga, que provocó muchos muertos y heridos entre los artilleros. Villeneuve creyó que un abordaje se llevaría a cabo, y con un garfio de abordaje en la mano, le dijo a sus hombres: "¡voy a arrojarlo hacia el barco enemigo y lo traeremos de vuelta!” sin embargo debido a que la Victory era más alta esto no se produjo. Mientras tanto, el Almirante Nelson, de la Victory se enfrenta al navío de 74 cañones Redoutable. El Bucentaure quedó a la merced de los próximos tres buques de la armada británica que se acercaban a barlovento el Temeraire, Conqueror y el Neptune.
La cubierta del HMS Victory en pleno combate. A la derecha de la imágen está representado Nelson. No fue el único en hacerlo ya que la cubierta al final del día quedó sembrada de cadáveres.
Situación del centro de la línea combinada y penetración de la columna de Nelson (de 11.45 a 14.00). Nótese como el Trinidad, a las 14.00 horas empieza a ser rodeado por elementos británicos, mientras que el Bucentaure y el Redoutable se encuentran atrapados entre el Victory y el Temeraire. Fuente: Corpus Documental de la campaña de Trafalgar, J.I.G Aller. 2004.
Un cuerpo a cuerpo a se produjo a continuación entre los dos barcos y, durante esa lucha, los mástiles de la victory se enredaron con los del francés Redoutable. La tripulación del Redoutable, que incluía un fuerte cuerpo de infantería (con 3 capitanes y 4 tenientes), se reunieron en un intento de subir a bordo y tomar la victory. Una bala de mosquete disparada desde el palo de mesana de la Redoutable golpeó a Nelson en el hombro izquierdo y pasó a través de su columna vertebral entre la sexta y séptima vértebra torácica, dos pulgadas por debajo de su omóplato derecho alojándose en los músculos de su espalda. Nelson, exclamó, "al fin lo lograron, estoy muerto." Fue llevado bajo cubierta.
Momento en el que Nelson recibe el disparo mortal de un tirador del Redoutable, desde donde los británicos recibieron una lluvia mortífera de balas de mosquete que causó muchas bajas.
La carronada consistía en un cañón de tubo muy corto de hierro colado, con aspecto rechoncho. Se fabricaron modelos de entre 6 y 68 libras, pero las más populares fueron las de 24 en adelante. Los modelos más antiguos tenían muñones para su montaje, pero desde fines del siglo XVIII se sustituyeron por un grueso anillo vertical con pasador en la parte inferior del tubo. Más importante aún, las carronadas tenían otro anillo horizontal en su extremo para recibir un gran tornillo, que permitía ajustar con precisión la elevación de la pieza. Las principales ventajas de la carronada eran su fenomenal potencia de fuego a corta distancia (sobre todo desde el momento en que, montadas en lo alto del casco, podían barrer con metralla las cubiertas enemigas). La menor velocidad inicial hacía que a corta distancia, en lugar de atravesar limpiamente el casco enemigo, el proyectil de la carronada proyectara decenas de grandes astillas de madera que hacían el efecto de una metralla mortal entre la tripulación contraria.
Momento en el que el Redoutable recibe una definitiva andanada antes de su rendición. (agrandar esta foto para ver en detalle)
A las 13:55, el capitán Lucas, de la Redoutable, con 99 hombres aptos de un total de 643 y gravemente herido él mismo, se rindió. El buque francés Bucentaure fue alejado de formación por la victory y el Temeraire y, a continuación, arrasado por los disparos de los buques Neptune, Leviathan y conqueror, al igual que la Santísima Trinidad que aislada y sobrepasada por el granjeado fuego, se rindió después de tres horas de heroica resistencia. A medida que más y más buques británicos entraron en la batalla, los buques de los aliados del centro y retaguardia fueron destrozados por el devastador y preciso fuego de los cañones ingleses. La vanguardia aliada, después de una larga quietud, hizo una demostración inútil de fuego y, a continuación, navegó alejándose de la batalla.
El Santísima Trinidad casi desarbolado y con cientos de bajas a bordo a punto de rendirse. A la izquierda el ya rendido y desarbolado navío Bucentaure, de Villeneuve. Pintura del Royal Naval Museum de Portsmouth.
De forma inexplicablemente tardía la vanguardia al mando del Contralmirante Dumanoir vira, pero unos lo hacen a avante y otros en redondo, pero ambos alejándose de la batalla y disparando de forma esporádica o lejana. Los navíos que acompañan a Dumanoir disparan contra el Spartiate y Minotaur antes de alejarse definitivamente del combate, mientras que el francés Intrepide, y los españoles Neptuno y San Agustín son los únicos de la vanguardia que combaten hasta el final. Los británicos tomaron 22 buques de la flota franco-española sin perder ninguna nave. Entre los buques que fueron tomados estaban los franceses L'Aigle, Algésiras, Berwick, Bucentaure, Fougueux, Intrépide, Redoutable, y Swiftsure. Los buques españoles que fueron tomados fueron: el Argonauta, Bahama, Monarca, Neptuno, San Agustín, San Ildefonso, San Juan Nepomuceno, Santísima Trinidad, y Santa Ana. De éstos, se hundió el Redoutable, Santísima Trinidad y el Argonauta, que había sido saboteado por los británicos más tarde se hundió, El Achille explotó al recibir un cañonazo en la santa bárbara (polvorín), y El San Agustín y el Intrépide fueron quemados, Además L'Aigle, Berwick, Fougueux, y el Monarca y fueron destrozados en un vendaval a raíz de los daños de la batalla.
El final de la batalla. Nótese como a lo lejos de ven los barcos españoles y franceses que huyen para no ser capturados.
Secuelas de la batalla.
Sólo once buques llegaron a Cádiz, y de esos sólo cinco se consideraron en condiciones de navegar. Al mando del capitán Julien Cosmao, quien zarpó dos días más tarde y trató de retomar algunos de las presas británicas, logró volver a capturar dos barcos, y obligó a Collingwood a sabotear varias de sus presas. Los cuatro buques que escaparon con Dumanoir fueron tomados el 4 de noviembre por Sir Richard Strachan en la Batalla de Cabo Ortegal.
Cuando Rosily llegó a Cádiz, encontró que sólo cinco buques franceses permanecían en su lugar en vez de los 18 que se esperaban. La flota superviviente permaneció empantanada en Cádiz hasta 1808, cuando Napoleón invadió España. Los barcos franceses fueron incautados por las fuerzas españolas y puestos en servicio en contra de Francia.
Pintura de Auguste Ballin con el Victory de Nelson tras la batalla, quedó hecho mierda, sin embargo pudo seguir navegando hasta gibraltar.
La HMS Victory hizo sus velas hacia Gibraltar para las respectivas reparaciones, el cuerpo de Nelson fue velado en la bahía de Rosia, Gibraltar y después que las reparaciones de emergencia se llevaron a cabo, regresó a Inglaterra. Muchos de los tripulantes heridos fueron llevados a tierra en Gibraltar y tratados en el Hospital Naval. Los hombres que posteriormente murieron de las heridas sufridas en la batalla están enterrados en o cerca del cementerio de Trafalgar, en el extremo sur de Main Street, Gibraltar. Un oficial de los Royal Marines fue muerto a bordo de HMS Victory, el capitán Charles Adair. El oficial de la Marina Real teniente Lewis Buckle Reeve resultó gravemente herido en la batalla, y falleció al lado del herido de muerte Nelson.
La batalla tuvo lugar el día después de la Batalla de Ulm, y Napoleón no se enteró del resultado hasta semanas después. La Grande Armée había dejado Boulogne para luchar contra los aliados de Gran Bretaña antes de que pudieran combinar una mayor fuerza. Había un estricto control sobre los medios de comunicación de París y la derrota se mantuvo como un secreto muy bien guardado. En un estrategia de propaganda, la batalla fue declarada una "espectacular victoria" por los franceses y los españoles. El Vice-almirante Villeneuve fue hecho prisionero a bordo de su buque insignia y llevado a Inglaterra. Después obtuvo la libertad condicional en 1806 y volvió a Francia, Villeneuve fue encontrado en su habitación de hotel durante una parada en el camino hacia París apuñalado seis veces en el pecho con un cuchillo de cocina. Se registró que se había suicidado.
Menos de dos meses más tarde, la Guerra de la Tercera Coalición terminó con una decisiva victoria sobre los franceses Rusia y Austria, los aliados de Gran Bretaña, en la Batalla de Austerlitz. Prusia decidió no unirse a la Coalición y Europa se encontraba temporalmente en paz otra vez. Francia ya no podía impugnar a Bretaña en el mar. Napoleón había establecido el sistema continental, en un intento de negar el comercio con Gran Bretaña del continente.
Detalle de una reproducción moderna de un cartel de 1805 en conmemoración de la batalla
Tras la batalla, la Royal Navy nunca más fue seriamente amenazada por la flota francesa en un compromiso a gran escala. Napoleón ya había abandonado sus planes de invasión antes de la batalla y nunca los revivió. La batalla no significó, sin embargo, que el desafío naval francés a Gran Bretaña hubiese terminado. En primer lugar, como el control francés sobre el continente se expandía, Gran Bretaña tuvo que adoptar medidas activas en 1807 y 1808 para evitar que los buques de las marinas europeas más pequeñas cayesen en manos francesas. Este esfuerzo fue un gran éxito, pero no puso fin a la amenaza de Napoleón, éste instituyó un programa de construcción naval a gran escala que produjo una flota de 80 buques de línea en el momento de su caída del poder en 1814, con más en construcción. Gran Bretaña, en comparación poseía 99 buques de línea activos en el servicio en 1814, y esto era cercano al máximo que podrían ser proveídos de suministros. Contando unos pocos años más, los franceses podrían haber realizado sus planes de construcción de 150 buques de línea para oponer un nuevo reto a la Armada Real, para compensar la inferioridad de sus tripulaciones con números. Por casi 10 años después de Trafalgar la Royal Navy se mantuvo en estrecho bloqueo de las bases francesas y ansiosamente observó el crecimiento de la flota francesa. Al final, el Imperio de Napoleón fue destruido antes de que la ambiciosa acumulación de barcos pudiera ser completada.
Nelson se convirtió - y sigue siendo – el mayor héroe naval de guerra de gran bretaña, y una fuente de inspiración para la Marina Real, por sus poco ortodoxas tácticas muy raramente imitadas por las generaciones futuras.
El monumento de 44 m de altura en Glasgow Green fue diseñado por David Hamilton y pagado por suscripción pública. Alrededor de la base están los nombres de sus famosas victorias: Aboukir (1798), Copenhague (1801) y Trafalgar (1805). En 1808, el Pilar a Nelson fue erigido en Dublín para conmemorar a Nelson y sus logros (muchos marineros en Trafalgar habían sido irlandeses y se mantuvo hasta que fue volado por los miembros del "Viejo IRA" en 1966. El monumento a Nelson en Edimburgo fue construido entre 1807 y 1815 en forma de un telescopio al revés, y en 1853 se contruyó una “bola del tiempo” dando una señal horaria para los buques en los muelles de Leith y Firth. En el verano esto coincide con el disparo de las 1 o’clock. El Monumento a Britannia en Great Yarmouth fue erigido en 1819.En Londres el famoso Trafalgar Square fue nombrado en honor de su victoria, y la estatua de Nelson la Nelson's Column, fue terminadada en 1843.
La disparidad de las pérdidas ha sido atribuida por algunos historiadores no tanto a las audaces tácticas de Nelson, sino a la diferencia en la lucha contra la disposición de las dos flotas. La flota de Nelson estaba compuesta por buques de línea que habían pasado una considerable cantidad de tiempo en el mar de debido a los bloqueos de los puertos franceses, mientras que la flota francesa había estado, en general, fondeadada en el puerto. Sin embargo, la flota de Villeneuve había pasado meses en el mar de cruzando el Atlántico dos veces, lo que apoya la tesis de que la principal diferencia de eficacia entre las dos flotas fue la moral de los dirigentes. Las audaces tácticas empleadas por Nelson fueron diseñadas estratégicamente para garantizar un resultado decisivo. Los resultados navales reivindican su juicio.
El HMS Victory en su estado actual de museo flotante.
Foto de las baterías de cañones de la victory en la actualidad, como piezas de museo.
La Marina Real procedió a dominar los mares por los años restantes de la navegación. Aunque la victoria en Trafalgar fue generalmente la razón dada en el momento, el análisis de los historiadores modernos, como Paul Kennedy sugiere que la fuerza económica relativamente estable fue una causa subyacente más importante del dominio de la marina británica.
Una anecdótica consecuencia, en relación con Trafalgar, es que los oficiales de la Marina francesa no se han llamado "señor" desde entonces, supuestamente debido al disgusto que sufrió Napoleón al ver a su flota tan terriblemente golpeada.
A esta altura ya puedo ver que sos un apasionado por las batallas antiguas.
ResponderEliminarConsidero que con el avance de la tecnología las batallas perdieron magia, fijate que el combate cuerpo a cuerpo ya casi no existe y las probabilidades de ganar te las calcula una computadora.
Pero antes existieron grandes líderes militares, tipos que tenían en sus espaldas el destino de tantos hombres o de un país, sin demasiadas certezas del enemigo, sin demasiada información, iban al frente.
En el caso de las guerras marítimas, el momento en que se copaban los barcos y se enfrentaban cuerpo a cuerpo era memorable, encima los líderes paliaban codo a codo con sus fuerzas, no dirigían desde un escritorio y sentían de corazón lo que hacían.
Y la historia demuestra como se han ganado batallas en inferioridad numérica, con una buena estrategia.
Capitán de Mar y Guerra esta muy buena.
Como no pusiste música te tiro esta canción llamada “Full Nelson”, no tiene que ver con el Nelson de la historia pero bueno.
http://www.youtube.com/watch?v=AvOmi5i6UQ0
Saludos!
Un post muy interesante, genial, es un gran tema. Leí hace años el libro "Cabo Trafalgar" de Arturo Pérez-Reverte, el escritor es bastante "español" en su visión aunque es lógico, no deja de ser un libro de ficción.
ResponderEliminarLa armada española fue humillada y fue la prueba que España hacía tiempo había perdido todo su poder naval tan famoso y fuerte de épocas anteriores.
Cristoxxx: Eso es lo bueno del arte de la guerra, te muestra como se superaban las diferencias numéricas con ingenio y valentía, a veces algunos ejércitos ganaban por detalles tan insignificantes como el viento ó por haber comido y descansado más que los rivales.
ResponderEliminarMe gustó trafalgar porque en esta batalla no solo se sacrificaron marinos, sino que muchos oficiales de todos los bandos. En un barco no podías huir. Y la rendición no era aceptable.
Bueno el tema de Limp, tremendo recital!
Don camisas: Estoy buscando ese libro de Perez-Reverte, al menos he leído Alatriste y me ha causado una buenísima impresión.
En otras fuentes por ahí leí que el mayor problema de la armada española fue la falta de mantenimiento de los buques, a pesar de ser los más imponentes, habían sido dejados a su suerte, incluso muchos capitanes españoles pagaron de su propio bolsillo que fueran pintados y reparados para evitar la deshonra de ir a la batalla en tales condiciones.
Saludos!
Muy, muy completo todo
ResponderEliminarcierto ahora las guerras son diferentes un solo misil fulmina todo pero si todo llegara a acabarse y el mundo quedara hecho mierda y sin tecnologia los que quedaran pelearian cuerpo a cuerpo con piedras o palos o lo que fuera. Digan lo que digan los pacifistas el hombre necesita sangre siempre estamos creando maneras mas creativas de matarnos unos a otros
Cierto compadre, si es que uno de nuestros países fuera atacado por fuerzas superiores tendremos que defendernos de la manera que sea, y sabiendo algo de estrategia al menos podemos analizar por que alguien perdió o ganó hace tiempo.
ResponderEliminarLa guerra es una de las constantes de nosotros los humanos, desde que tomamos una piedra ó un hueso para atacar a otro entramos en el indetenible reino de la fuerza bruta y el intelecto asesino, por eso se equivocan los pacifistas, la guerra no se acaba, sólo nos da un descanso para seguir su curso.
como siempre:
ResponderEliminarBuenas entradas!!
saludos.
Completisimo el post. No comente antes porque lo lei de a partes. Como dicen los camaradas por aca y estoy de acuerdo con ellos, la guerra de hoy en dia obviamente no es lo mismo que antes, los gloriosos combates cuerpo a cuerpo y las nobles cargas de infanteria ya casi ni existen. Pero hay que admitir que algunas veces las guerras modernas tienen su gloria todabia, lo que pasa es que tal vez hay que presenciarlas. Te iva a recomendar el libre de Alatriste, pero como veo que ya lo leiste nada mas queda contarlo como un buen libro mas.
ResponderEliminarSalutes!
Concuerdo con Cristoxxx.
ResponderEliminarPero vamos, también hay que tomar en cuenta que las batallas ya no se pueden pelear como antes por el mismo entorno que nos rodea.
Según el Señor Machego (que es el que sabe de todo ésto) las guerras en estos tiempos ya son más guerrillas por que se dedarrollan mayoritariamente en terrenos urbanos y suburbanos, ó en lugares angostos y de orografía difícil...
Ptah, hablé con muchos tecnicismos... necesito decir una guarrada...
ME CAGO EN DIOS.
Ok.
Completísima la entrada como siempre, Obliterator
Saludos!!
Supnem: Senkiu, Senkiu
ResponderEliminarDr. System: Si, las guerras de ahora han cambiado pero sin embargo estudiando las batallas antiguas se pueden ganar las modernas, como por ejemplo Napoleón y el che guevara eran fanáticos del arte de la guerra un libro que se escribió hace 2500 años y que sigue vigente.
Saurio: Imagínese a los milicos disparándose con las armas actuales en un campo abierto, sería como el DOOM pero develdá. No digo que no sería divertido.
Saludos.
Es interesante, la verdad y bien escrito en cuanto a que no se me hace aburrido pero es tan largo que no paso ni del principio casi. Me quedo con una frase que dijo, creo que, el rey de España: "he mandado a mis barcos a mandar contra Inglaterra no contra los elementos". Algo así, eh, que no soy un entendido en historia. Se me hace gracioso que el capullo ese de Nelson siendo tan grande muriera en una batalla con tan pocas bajas en su bando
ResponderEliminarDon miscojones: Voy a tratar de reumir un poco los post, para hacerlos más digeribles. promesa.
ResponderEliminarEn cuanto Nelson su más grande victoria le provocó la muerte, la puta rajada ironía jajaja.
Obligado era devolverte la visita. Impresionante artículo (que todavía no he terminado de leer, pero que seguro que lo haré) e interesantísmo blog. Ahora me voy a a pasear por él a ver qué me encuentro.
ResponderEliminarUn saludo!
Hola:
ResponderEliminarpasó mucho tiempo desde este artíclo, lo he leido de un tirón, aún cuando lo que yo buscaba era información sobre barcos del siglo XVIII y XIX. Increíble, sera porque me gusta la historia. Te felicito.
Mme. Bovary